viernes, mayo 26, 2006

Emprendedora comercializa "Jazmines para el alma"

Para las mujeres que son emprendedoras los problemas se plantean como posibilidades y no como una limitante. Este es el caso de Minerva López Ruiz, quien con 34 años de vida inició la aventura hace tres años de poner su propio negocio cuando la vida la dejó sola después de siete años de matrimonio.
Para mi fue una temporada difícil, dice, por diferentes circunstancias me quede sola, es decir, sin pareja, sin esposo, entonces ante mi estuvo la posibilidad de regresar a la casa familiar con mi papa y mis dos hermana, "pero eso no era alternativa, yo ya no era una hija de familia, así que tuve que buscar la forma de ganarme la vida".

Jazmines para el Alma

Después de pensar mucho, tome la decisión de poner una tienda de "chácharas", es decir, de cosas que no sirven para nada, que no tienen un fin práctico, que no fueron creadas para satisfacer ninguna necesidad, pero que sin embargo, se venden, es lo que yo calificó como "jazmines para el alma" no sirven para nada pero te ayudan.
Con esa idea, Minerva, buscó primero donde surtirse de los productos que vende. "En mi local encuentras desde una tarjeta para cumpleaños, un envase de vidrio de coca cola con una roza de plástico adentro, un oso de peluche adentro de un globo con confeti, pedazos de vidrio con palabras tiernas, una cajetilla de cigarros gigante para regalos o una pastilla para dolor de muela".
Sin embargo, ese fue el primer problema, los productos que existían estaban en la ciudad de México, en la zona del mercado de la Merced. "Era una zona peligrosa y además la calidad no me gustaba, las rosas de plástico se observaban corrientes, además que no había nada nuevo, siempre tenía lo mismo que otras tiendas".
De esta manera, Minerva, toma la decisión de crear ella mismo las cosas que vende. "No fue fácil, significó tener creatividad, pero sobre todo aprender a utilizar cosas que en mi vida había conocido, por ejemplo como manipular el vidrio con un soplete para hacer algunas artesanías, como soplar las varillas de tubo, como crear arreglos con flores de plástico, entre otras cosas".

¿Y el local…?

Después de tener un catálogo de piezas para vender. El siguiente paso, explica Minerva, fue encontrar un local. "Eso fue una tarea muy complicada, casi no tenía recursos, los locales céntricos son muy caros y piden por lo general dos rentas de deposito más la que va corriendo con el mes.
"Fueron días difíciles cuando encontraba algo que me gustaba no me alcanzaba, cuando había algo a mi alcance no me gustaba, todo lo que tenía de capital lo había invertido en crear mis productos, pero sobre todo en aprender", precisa.
De esta manera buscó en el crédito la salida a su problema, "pero una tarjeta de crédito tiene intereses muy altos, los bancos me pedían el historial financiero de cinco años a la fecha, todavía ni empezaba, así que de repente parecía que no tenía para donde ir".
Con tiempo y un gancho -comenta-, logré que a través de varios programas estatales me dieran un crédito a la palabra por 10 mil pesos, que se supone era para adquirir productos. Sin embargo, a mi me daba la posibilidad de pagar dos rentas de depósito y el mes que iniciaba.

No todos los inicios son positivos

Con los 10 mil pesos del crédito, continua Minerva, logró un local sobre avenida Juárez cerca del Centro de Pachuca. "En el primer mes que abrí logré ventas por 100 pesos y tuve gastos por dos mil, sin contar con la renta del local que era de de mil 500 pesos, es decir mis deudas en un solo mes pasaron de 10 mil a 15 mil pesos".
Sin embargo, pese el mal inicio poco a poco. Comenta que las cosas fueron mejorando. "Primero fue el factor tiempo, poco a poco la gente empezó a entrar, por suerte yo abrí los primeros días de septiembre, después de fiestas patrias, ese fue un error muy grande, pero me recupere para el día de muertos, porque se me ocurrió crear unos centro de mesa con motivos indígenas y de brujas, ese fue mi primer éxito".
De esa manera descubrí el primer secreto de mi negocio: "las temporadas son la mejor para mi negocio, hay que buscar cada una, el día de las madres, los regalos de ocasión, los disfraces, de esta manera en mi primer año logre terminar tablas".
Pero para el segundo año empezaron las ganancias. "Ya había pagado el préstamo de 10 mil pesos, ahora la idea era poner otra sucursal".

Creciendo

En los siguientes dos años, gracias a un manejo muy estricto del dinero, es decir, nada de gastos excesivos --"fueron tiempo de ahorrar y no gastar--, con ello nacieron otras dos tiendas que con el tiempo se consolidaron".
Puede sonar raro -señala- pero ya no me interesa crecer. "Mi objetivo es terminar de consolidar mis tiendas, ahora tengo tres y 7 empleados, creo que es tiempo de empezar a recoger el esfuerzo de varios años".
En estos momentos continúo sin pareja, pese a que durante estos cinco años han aparecido algunos novios, sin embargo, todavía no hay nada firme, me gustaría pensar que ahora que tengo estabilidad económica, puedo decir un poco de tiempo a mi persona, porque además de empresaria quiero tener una pareja y ser madre.