martes, mayo 23, 2006

Aplicando la mercadotecnia a nuestra persona


Las estrategias de mercadotecnia son aplicadas generalmente a empresas, instituciones, productos, servicios y hasta para políticos.

Sin embargo, se pueden aplicar a una persona. La mercadotecnia personal es, en esencia, saber venderse.

Actualmente, diferenciarse en cualquier profesión es difícil dada la competencia creciente que existe en infinidad de sectores. Las empresas deben no solamente ganar clientes, sino también su lealtad. Como profesionistas observamos el mismo fenómeno.

Ya no basta con tener una preparación académica excelente y experiencia relevante, se requiere también de manejar ciertas habilidades para poder “persuadir” del por qué deben contratar nuestros servicios y no los de otros.

Es un error pensar que, sin importar la actividad a la que nos dediquemos, nuestra labor es vender nuestros servicios, productos o nuestra fuerza de trabajo. La clave está en entender que la actividad principal de cualquier persona o empresa es la mercadotecnia. Si se trata de un abogado, lo lógico es pensar que su negocio es conseguir clientes que necesiten de sus servicios. O en el caso de un panadero, lo lógico sería pensar que su negocio es elaborar y vender pan. Si se piensa en un empleado, tal vez lleguemos a la conclusión que su negocio es trabajar bien para que no lo despidan.

Pues ahí radica la falla. En cada uno de estos ejemplos, el negocio de cada uno de ellos es diferenciarse, resaltar sus ventajas, proporcionar beneficios y lograr que su cliente, sea su jefe o un cliente externo, obtenga fácilmente lo que busca (un pan, salir de un aprieto jurídico, o conseguir que se haga el trabajo).

Al ser Huauchinango una ciudad pequeña, tal vez esto nos suene innecesario, incomprensible o simplemente absurdo. No olvidemos que su principal actividad económica es el comercio; que empiezan a llegar grandes empresas como Wal-Mart; que muchos jóvenes se van a estudiar sus carreras fuera; que la mayoría, sin importar qué grado de estudios tengan, se van a trabajar a otras partes por la falta de empleo en la ciudad; que los trabajos que se generan aquí generalmente ofrecen bajos salarios; que otras ramas importantes de actividad económica como el magisterio, PEMEX o la Compañía de Luz, han recortado de manera importante sus plazas y beneficios; y algunos otros factores más que afectan la calidad de vida y de empleos en la ciudad.

Si los comerciantes, empresarios, profesionistas y los trabajadores no se empiezan a preparar para los cambios que se avecinan, verán recortadas sus oportunidades, con el riesgo de que la consecuencia última sea que pierdan sus fuentes de ingreso actuales.

Los que habitamos aquí debemos abrirnos a las oportunidades que se presentarán, y eso requiere creatividad, innovación, planeación y ejecución, al igual que capital de trabajo, seamos trabajadores o empresarios. Es nuestra responsabilidad, y el futuro está en nuestras manos.